T-bone steak, el corte más anglosajón para el vacuno más nacional
Para idiomas diferentes cortes cárnicos diferentes. El mundo anglosajón siempre ha alardeado de un corte de carne específico, el T-bone steak que en la Pérfida Albión y su mundo de influencia es el corte más popular, hasta el extremo de que hay restaurantes, los famosos “Steak House”, que presumen de esta especialidad y hasta ostentan este nombre.
El nombre de T-bone steak ya nos indica que es un corte de vacuno en forma de T. Se trata de un peculiar corte que no se da en nuestro entorno. Se realiza de forma transversal a las costillas y tiene como resultado un chuletón con un hueso en forma de T en el medio; que separa dos partes diferentes de carne, una a cada lado del hueso, ambas suculentas y exquisitas: el solomillo y el entrecot. La parte más pequeña es la del primero y la de mayor tamaño del segundo.
Aquí debemos hacer una aclaración. No es lo mismo corte que pieza. El corte como su nombre indica es la forma de seccionar la carne y las piezas son las partes enteras. Es decir: un lomo, un solomillo, etc.
El corte se realiza de la parte baja del lomo de ganado vacuno. No obstante, existen varias clases de T-bone porque en algunos casos se realiza en una parte más alta del lomo e incluye dos partes de entrecot y ninguna de solomillo. Una controversia más en el mundo de la gastronomía, aunque podemos asegurar que el T-bone clásico sí contiene tenderloin o solomillo.
Para los más ortodoxos amantes del T-bone steak su grosor debe ser de 2,426 cm, o lo que es lo mismo, el diámetro exacto de una moneda de cuarto de dólar, mientras que en la vieja Inglaterra puede llegar a los 3 centímetros.
Al igual que el resto de las piezas de carne que pueden saborearse poco hechas o al punto, en función del gusto del comensal, es imprescindible sacarla del frigorífico por lo menos 20 minutos antes para que se atempere. De esta forma, se evita ese brusco contraste entre el exterior braseado y el interior frío, que impide saborearlo con profundidad. Por otra parte, si al extraerlo del frigorífico está demasiado húmedo, conviene secarlo con un paño o papel de cocina para evitar se cueza al exponerlo al calor.
La mejor forma de cocinar un T-bone es a la parrilla o a la plancha. El tiempo aproximado de braseado es de tres minutos por cada lado si se prefiere poco hecho y algo más si se desea al punto. La sal debe añadirse al voltearlo para evitar que incida en la tersura de la carne. Puede servirse fileteado o entero. Aunque en Estados Unidos es frecuente presentar la pieza completa.







Para cumplir con la Indicación Geográfica Protegida la carne deberá presentarse refrigerada, sin que pueda ser congelada en ningún momento a lo largo del proceso de obtención y comercialización. La vaca se caracteriza por ser una hembra con al menos una gestación antes del sacrificio. El buey debe ser un macho castrado antes del año de vida y que supera los 48 meses de edad antes del sacrificio.

Esta técnica de cocción es mucho más sana que los métodos tradicionales al no producir ninguna toxina cancerígena. Además, se mejoran los métodos de seguridad higiénica, se manipula menos el producto y se disminuyen considerablemente las probabilidades de contaminación al estar el producto sin oxígeno.
La opción más de andar por casa es utilizar una olla con mucha agua, la sonda térmica y comprobar la temperatura cada poco tiempo para ver si tenemos que subir o bajar el fuego. Con este método para cocinar al vacío hay que tener en cuenta dos cosas importantes:







No se puede arrojar la desconfianza extendiéndola a todos los comercios y a nuestros clientes. Hemos “peinado canas” seleccionando los ganaderos que siguen manteniendo la crianza de bueyes, en distinguir los mataderos especializados y de reconocido prestigio que nos avisan de la entrada de un ejemplar, en exigir la documentación de cada ejemplar, perseverando en el seguimiento de la trazabilidad del producto y empecinándonos en que los procesos de maduración de la carne hasta la venta final fueran los correctos.
Por ello, cuando comercializamos carne de buey, siempre gallego, lo hacemos acompañando el producto con su carnet, en que figuran los datos que le acreditan como carne de buey, su edad, su raza, su fecha de sacrificado… En definitiva, los papeles que identifican que es auténtico buey, y por derecho.
El anuncio de la Indicación Geográfica Protegida (IXP) Vaca y Buey de Galicia es un paso para disipar la incertidumbre. Nos alegramos que ya el Diario Oficial de Galicia recoja la orden de la Conselleria de Medio Rural adoptando la decisión favorable para la inscripción en el registro comuninatario de denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas.
A través de esta edición, el sello de calidad queda aprobado a nivel nacional y solo restará que el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente tramite ante laUE su inscripción.
De esta forma la nueva IXP ampara la carne fresca y casquería procedentes de vacas y bueyes de Galicia, que se comercializa en todo tipo de cortes y pertenecen a las principales razas de ganado vacuno existentes en Galicia: rojiza gallega, morenas gallegas, asturiana de los valles, limusina, rojiza de Aquitania, pardo alpina y frisona. Y para que sean reconocidos cómo tal, los animales deben nacer, criarse, engordarse, sacrificarse y despiezarse en la propia comunidad gallega. Con este sello de calidad se pretende acabar con el uso fraudulento de términos comobuey gallego.
Esta nueva indicación se suma así a la de Ternera Gallega que existe desde el año 1994, pero limitada para animales de menos de 18 meses.


